Cuando tu hijo o hija es diagnosticado como asperger o TDAH en cualquiera de sus variantes además de encajar el diagnóstico, vivir preguntándote por qué a él y preocupándote por su futuro… el paso inmediato es buscar un colegio de integración preferente. Y cuando lo consigues: ¡hurra!, por fin las cosas han dejado de torcerse.
Pues no, si tienes la suerte de tener a tu vástago asperger en una institución escolar sensible a la diferencia, solo has ganado una gran batalla porque la guerra sigue.
Es verdad que se respeta a los menores con diversidad funcional, es verdad que se consideran “iguales” entre los iguales, pero tan tan iguales que tienen que hacer el mismo currículum, con ayuda de una PT, profesora terapéutica, que no hace milagros por muy muy buena intención que tenga. El currículo es el currículo y si en tercero hay que multiplicar hay que multiplicar. Y si tu hija tiene bastante con ir al cole, relacionarse socialmente de forma sana, superando su diversidad porque no se puede ser diverso, o no tanto… pero, y aquí viene lo importante, no multiplica… Repite curso, que no es un drama (¿repetir en tercero de primaria –primaria- no es un drama?). Así que a tu hija que le cuesta horrores ir al cole, que ya ha conseguido gracias a un esfuerzo descomunal parecerse a los demás a base de inteligencia y ha logrado tener las pautas sociales sanas que facilitan su inclusión –inclusión, el teórico verdadero objetivo- en el grupo, le dicen, muy bien maja, que no has llegado, que no sabes multiplicar, que ya verás que bien te viene hacer el curso de nuevo, que de paso le digas adiós a tu mejor amiga, que le digas adiós a tus compis, que ellos sí pueden. Es lo mejor, te dicen desde la tutoría, desde orientación, desde dirección, porque la torta que se va a dar en cuarto va a ser bestial, mejor que se la dé en tercero, que por lo menos no se ahoga con el contenido, o no tanto.
Y tú piensas que tu hija, que es diferente, ha hecho el mayor de los esfuerzos, a veces en vano, para parecerse a los demás y adquirir soltura en un mundo de códigos ajenos, que no entiende, y a cambio, el sistema que no se molesta en hacer lo mismo le dice: si quieres igualdad, haz lo que los demás.
¿Los demás pueden hacer lo que hace ella? No importa, si tienes 9 años, eres neurodivergente y no te sabes las tablas de multiplicar, dicen que repitas. ¿Hasta cuándo?
La integración de niños y niñas asperger y TDAH
